¿Es obligatorio ser patriota?

–Mamá, ¿en qué estás pensando, que te veo preocupada?

–En lo que me ha dicho hoy tu hija Montse. Me preguntó: “¿Es obligatorio ser patriota, tener sentimientos patrióticos?”. Está disgustada, dándole vueltas a marcharse a otro país a buscarse la vida.

–Ya sé por qué te dijo eso. Es que ayer mismo recibimos una carta del ministerio. Ya sabes que la Montse cobra la pensión de orfandad desde que murió Francisco, 276 euros. En la carta, la ministra nos informa de que le suben la pensión, 0,60 euros. Cuando la leyó me preguntó: “¿Cuánto crees que les habrá costado esta carta?”.

Está dándole vueltas a marcharse a otro país a buscarse la vida

–Ya, comprendo. Cuando me hizo esa pregunta recordé lo que nos enseñaban en la escuela: “¿Qué es la patria? La patria es el lugar donde nací, donde me crié y donde moriré”. Ya tendría diez años, pero fíjate si era tonta yo que entonces ya se había marchado un hermano mío a Buenos Aires y otro a Brasil, vivieron y se murieron allá. Pero entonces no se podía hablar de política, los jóvenes no hablábamos esas cosas de esta manera.

–¡Pero si roban a manos llenas delante de nuestros ojos! Se embolsan dinero negro con naturalidad... Y lo peor es que presumen de patriotismo.

–Y antes también robaban, hija mía. Y también nos hablaban de la patria. Ahora al menos entra alguno en la cárcel unos meses, antes ni eso. Pero no se decían esas cosas. Tú dices lo que piensas delante de tu hija. ¿Qué va a pensar ella?

–¿Y qué quieres, que no piense? Tus hermanos se marcharon de aquí con miedo, no tenían estudios, no sabían comprender todo lo que pasaba...

–Sabían, sabían. Que lo que me dijo tu hija ya se lo oí yo a mi hermano Andrés en una ocasión en que pudo volver. Me dijo: “El país que me echó no es mi patria, mi patria es la que me permitió vivir y criar a mis hijos”. Fíjate si lo sabían.

–De todos modos, Montse estudió una carrera, se esforzó. No esperaba tener que marcharse lejos por obligación.

–Mira, hija, al final tener la información que hay hoy sobre quienes nos gobiernan, sobre los banqueros y todo eso, y tener estudios sólo vale para sufrir más, para tener más amargura.

–¿Entonces era mejor lo que les tocó a tus hermanos?

–¡Qué va! ¡Tú estás loca! Ni pensarlo.

–Habrá que consolarse con eso...

–Eso tampoco.

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