He llegado tarde

Vaya por Dios. Ahora que finalmente había decidido empezar con el running (llamarlo “salir a correr” no mola), resulta que el fenómeno va de baja. Incluso me había comprado unas zapatillas (Nike Air Zoom Wildhorse), a pesar de que, hace tiempo, el médico me lo había desaconsejado. Hará cosa de quince años, una mañana fui a ver al cardiólogo, a hacerme una revisión. Se trataba de una prueba de esfuerzo. Tal como me había indicado, llegué con pantaloncitos, camiseta y toalla, porque me avisó que sudaría. La hice como pude y acabé sacando el hígado por la boca. Luego me dijo lo que ya otros médicos me habían dicho docenas de veces:

–Anda una hora al día, rápido. Sin pararte a mirar escapara­tes. Pero nada de correr, porque tu corazón ya no está para eso.

AHORA QUE POR FIN ME DECIDO, RESULTA QUE EL 'RUNNING' YA NO ES LO QUE ERA

Me citó para otra prueba de esfuerzo al año siguiente. Nunca volví. Era mi segundo cardiólogo, el doctor Ricart, un apellido que recuerdo porque coincide con el de un músico valenciano al que admiro profundamente: Xavier Ricart. Mi anterior cardiólogo, apellidado Martínez, había muerto meses atrás. Lo supe cuando telefoneé para pedir cita y una voz femenina me dijo:

–El doctor murió hace meses.

Comprenderán que no estoy yo como para que, uno tras otro, se me vayan muriendo los cardiólogos. Así que, visto lo visto, han pasado quince años y no he vuelto a pedir hora. Quizá por eso medio me había olvidado de la prohibición de correr y, aparte de las zapatillas antes mencionadas, me había comprado una camiseta térmica, gafas de sol, un reloj GPS, medias de compresión... Mi sueño, hasta hace unos días, era correr un maratón mazo chulo. Pero entonces voy y leo que el running va de baja. Lo constatan las revistas especializadas. Runner’s World, por ejemplo: “Esto ya no es tanto negocio como parecía. Muchos supuestos influencers, bloggers, webs de running, medios pequeños, van a desaparecer”. Otros son aún más tajantes: “Hay muchas carreras absurdas. Es que son 180 en España cada fin de semana”. Y la gente empieza a hartarse: “En Tenerife cortan la ciudad para doscientos. En Río Boedo o Aguilar de Campoo tienen un maratón en el que no corren ni cien...”. La conclusión es que la burbuja empieza a desinflarse. Así las cosas, comprenderán que ahora mismo proceda a guardar zapatillas, camiseta térmica, gafas de sol y reloj GPS en el armario. Lástima, con lo que me hubiese gustado ponerme todo eso y hacerme una selfie fetén.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...