Y a lo loco

Estas últimas semanas ha habido en diversas partes de Europa reivindicaciones masculinas que reclaman poder utilizar faldas igual que las mujeres. En una escuela inglesa, para protestar por no poder ir a clase con pantalones cortos, los alumnos decidieron pedir a sus compañeras que les dejasen faldas. Ellas pueden llevarlas sin ningún problema, pero los chicos no, porque su uniforme les obliga a camisas blancas, corbatas y pantalones largos. Si ellas pueden ir fresquitas de cintura para abajo, ¿por qué ellos no? Dicho y hecho: se presentaron en clase con faldas, y –según recoge la prensa británica– sus padres están encantados con su diligencia porque demuestra que son muchachos con iniciativa.

A ver si el calor de este verano conseguirá lo que no consiguieron ni los punks

Otro caso similar es el de otro británico, Joey Barge, de veinte años, que se presentó al trabajo con pantalones cortos. El motivo es el mismo que el de los alumnos de la escuela citada. El calor agobiante que hace últimamente. Cuando lo vieron con pantaloncitos lo enviaron de vuelta a casita. Se fue, le pidió a su madre un vestido rosa, se lo puso y regresó a la oficina. El resultado es que al final han cambiado el código de vestimenta. Los trabajadores ya pueden llevar pantalones cortos.

El tercer caso ha tenido lugar en Francia. Los conductores de una empresa de autobuses se han presentado al trabajo con faldas. “Nos parece absurdo que, con este calor, esté prohibido llevar pantalones cortos. Las conductoras pueden ponerse faldas”. Lo consideran una discriminación y alegan que cuando conducen están sentados y no se puede ver si llevan pantalones cortos o largos. “Y sin aire acondicionado llegamos a los 50 grados Celsius”.

En Europa, que los hombres lleven faldas está limitado a las tradiciones escocesas, irlandesas, de algunos otros pueblos gaélicos y, tiempo atrás, de griegos y albanos. Aparte de eso, el uso de faldas por parte de los señores se asocia con el travestismo y los curas con sotana, y todos los intentos recientes por reintroducirla como prenda habitual han fracasado. En los ochenta, algunos diseñadores de moda (Jean Paul Gaultier, Giorgio Armani...) probaron a ver si, con su prestigio, lo conseguían. No hubo manera. Y la década anterior era habitual ver a jóvenes punk con falda y sus inevitables botas Dr. Martens. Ni ellos fueron capaces. A ver si el calor tórrido de este verano logra lo que ni ellos lograron. Anda que no debe de ser agradable pasar el verano con los bajos ventilados.

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