Mentir peligrosamente

Resulta extraño hablar de “ciencias políticas”, siendo la política todo menos científica. En ciencia no hay mentiras, sino errores, a diferencia de la política, en la que los errores suelen proceder casi siempre de una mentira. Por ejemplo, la de la presidenta de la Comunidad de Madrid (asegurar que cursó un máster) le ha conducido al mayor error político de su carrera y a que muchos se pregunten: ¿y qué necesidad tenía ella de un máster?

Se diría que nada excita más a los políticos, convencidos de que es un atajo

La pregunta volvemos a hacérnosla con relación a la alcaldesa de Madrid y la exposición municipal No pasarán, encargada e inaugurada por ella. Se trataba de contar la defensa de la capital de España llevada a cabo en 1936 por “el pueblo de Madrid” y bajo ese lema que buscaba enardecer a los sitiados. ¿El pueblo? ¿Qué pueblo? Un tercio de aquel pueblo se escondía entonces debajo de las piedras, evitando las checas, entre ocho y doce mil asesinados; otro tercio había salido de la ciudad camino del exilio o huido a zona segura, como Largo Caballero y su gobierno, y el otro tercio... Según cuenta Chaves Nogales, republicano convencido y autor del mejor libro sobre el asunto, La defensa de Madrid, naturalmente eliminado de la épica carmeniana, parte de ese tercio desertaba en estampida, a duras penas contenida a punta de pistola por los jefes que disparaban a bocajarro sobre milicianos indisciplinados y presos del pánico. Sólo la experiencia y la determinación de dos militares profesionales, Miaja y Rojo, verdaderos artífices de la defensa de Madrid, lograron salvar la capital para la República. Pero como la verdad de este hecho estorbaba la belleza de una ficción romántica, “el pueblo”, también Miaja y Rojo, y el papel del ejército regular, han sido purgados de esta exposición.

Por eso es pertinente la pregunta: ¿qué necesidad había de hacerla? ¿Ganar acaso la guerra, cuando también se había perdido el relato? Se exponen a que alguien les recuerde no sólo a Celia Gámez, y su célebre y miserable “Ya hemos pasao”, sino esto mucho más pertinente: ¿Cómo “no pasarán”, si ya han pasado ochenta años? Ah, las fake news y los engaños. Se diría que nada excita más a los políticos, acaso porque les hace vivir peligrosamente, convencidos de que la mentira es un atajo. Y sí lo es, hacia el error. Porque antes se pilla a un mentiroso que a un cojo.

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