‘Mind the gap’

La próxima vez que vayan a Londres (o la primera, si es que no han ido nunca), cuando desciendan a los andenes del metro notarán que han desaparecido los avisos de los altavoces que hasta ahora comenzaban con las palabras “ladies and gentlemen” (damas y caballeros). Transport for London, el ente encargado de controlar el sistema de transportes del gran Londres, ha decidido que esas palabras son ya de otra época. De manera que, en vez de decir cosas como “Good morning ladies and gentlemen” ahora dirán “Good morning everyone” (buenos días a todos).

Adiós a ‘hello ladies and gentlemen’; a partir de ahora será ‘hello everyone’

–¡Querrán ustedes decir buenos días a todos y a todas!

Por fortuna para los londinenses, la palabra “everyone” no lleva a su espalda la losa de género que últimamente lleva en español la palabra “todos” porque, si no, la habrían liado. Y la habrían liado aunque precisamente el motivo de ese cambio en los anuncios es ofrecer una “locución más neutral” para que todos se sientan bienvenidos. ¿No se siente usted bienvenido si por los altavoces oye “Hello ladies and gentlemen”? Puede que no. Pero otras personas, sí. Básicamente los miembros de los grupos lésbicos, gais, bisexuales y transexuales. El colectivo Stonewall –que debe su nombre al bar de Nueva York donde en 1969 se inició la revuelta que cambió la historia del movimiento gay– ha dicho que la decisión es acertada, una decisión que recibió hace un mes el apoyo del alcalde de la ciudad.

El director de estrategia de Transport for London puntualiza: “Hemos revisado la lengua que usamos en nuestros avisos y nos aseguraremos de que sea completamente inclusiva, para que refleje la gran diversidad de Londres”. Los nuevos anuncios se irán grabando poco a poco y sustituirán paulatinamente a los anteriores, hasta que llegue un día en el que ya no quede ninguno con lo de “ladies and gentlemen”.

A mí me parece bien. Barcelonés como soy, pocas cosas hay que me irriten más que entrar en un bar o una cafetería y que, a guisa de bienvenida, el camarero me diga:

–Buenos días, caballero.

Sé que en Madrid y en otras grandes ciudades españolas, ese trato es habitual, un tratamiento de cortesía, pero en Catalunya resulta muy extraño, de una formalidad notarial, y a muchos nos pone los pelos de punta. ¿“Caballero” yo? Un poco de moderación, por favor, y póngame una Coca-Cola sin hielo y sin limón.

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