No comas, que es peor

–Pero qué comes... Si es pura grasa, puro veneno.

–Tengo hambre y, además, está buenísimo. ¿Quieres un poco?

–Quita, quita. No me mato día sí y día no en el gimnasio para deshacer el trabajo. Mi cuerpo es mi templo.

–Así que rezas delante del espejo. Menos cuento, hay que comer un poco de todo. Cualquier médico dietista si no es un fanático te lo dice...

–¿Me quieres decir que las grasas saturadas y las trans son buenas? ¿Me vas a decir que no hay relación entre grasas y el colesterol?

–Pero si el colesterol es bueno. O, al menos, el bueno.

–No te burles. No seas irresponsable, no defiendas dietas insanas.

–Vale, pero no me voy a volver loco para comer ni beber. ¿Sabes que el café es buenísimo? Acabo de leerlo en el periódico, o en internet, ya no sé.

–Sí, eso leí. Imagino que, como todo, en la dosis adecuada.

Estás hecho un Tarzán, pero vives con ansiedad por las grasas y los microbios

–¿Y sabías que el vino, sobre todo el tinto, es la leche? ¿Y que la leche es la leche de buena? ¿Decían que llevaba grasas saturadas y ahora son buenas?

–No sé, supongo que todo depende de cuánto y cómo se consuma... Además, todo eso son informaciones confusas e interesadas...

–¿Y la cerveza? ¿Qué me dices de la cerveza, que resulta que tiene cualidades de todo tipo? Por eso la humanidad bebió desde hace miles de años cerveza y vino y leche y comió…

–Vale, entonces, ¿a qué le hago caso?

–A nada, descansa o te vuelven loco. Nos meten ansiedad, lo que hoy es bueno mañana será malo y viceversa. Nos quieren así, siempre asustados.

–Pero no me vas a negar que hay alimentos y productos buenos y malos. Los alimentos procesados, por ejemplo, con grasas polisaturadas...

–Ya, lo que comen los pobres. Antes los pobres estaban en los huesos y enfermos y ahora están gordos y enfermos. En cambio, tú estás hecho un Tarzán y sano. Pero vives con ansiedad por las grasas y los microbios.

–O sea, que es mejor pasar de todo, tener una barriguita como la tuya y comer un bocadillo chorreando grasa...

–No chorrea, tiene la justa para que le dé sabor. Y sin pasarse, la barriga es la propia de mi edad. Pero yo disfruto comiendo esto y a ti en cambio te crea ansiedad, que también es mala. ¿Un cachito?

–Boh. Sólo la prueba...

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