¡No hables de política!

–Mira, por favor te lo pido, no hables así en alto cuando estés con gente.

–¿A qué te refieres?

–Ya lo sabes, cuando estés con tus amigos, en la facultad o en algún lugar donde te puedan oír. No hables con tanta libertad.

–Pero, papá, qué me dices. ¿Tú te oyes? ¿Y lo que te he estado oyendo toda la vida? La libertad de expresión y todo eso...

EN LA FACULTAD O EN ALGÚN LUGAR DONDE TE PUEDAN OíR NO HABLES CON TANTA LIBERTAD

–Ya, pero entonces tú eras pequeño y no te metías en líos. Hicieron todo tipo de leyes, dan instrucciones a los fiscales... Se te puede caer el pelo, te pueden desgraciar la vida.

–¿Entonces no podemos protestar?

–Si te van a detener y te van a juzgar, no. Tienes dieciocho años, os juzgan por adultos. Y van a por vosotros. ¿Viste esos chicos que protestaban y reventaron una conferencia en la universidad? ¿Viste que les llamaban violentos? ¿Crees que no van a ir a por ellos?

–Pero, papá, ¿no fuiste a manifestaciones, no estabas en no sé qué organización, no habrás reventado algún acto oficial?

–Calla, calla. Si llego a saber que lo oías todo, que crecerías y que algún día cumplirías dieciocho años, no abría la boca.

–Y entonces habrías perdido tu vida, te negarías a ti mismo.

–Prefiero eso y no verte preso y con antecedentes penales. Al menos no vayas delante, y que no te vean la cara. Os tienen retratados a los que vais a manifestaciones o protestas.

–¿Y qué quieres que hagamos, que no protestemos por políticas injustas?

–Ya me entiendes, no digas lo que piensas tan alto. No les llames lo que son, coño. Piensa lo que quieras, pero no te signifiques demasiado.

–Sé por qué lo dices, pero es triste oírtelo. ¿No te hablaban así tus padres en tiempos de Franco?

–Ahora es distinto, es peor. Antes todos sabíamos que era una dictadura, desafiábamos leyes que eran injustas por definición. Ahora las leyes son leyes votadas en un Parlamento democrático, y la policía y los fiscales también tienen el aval democrático.

–¿Y qué quieres, que nos callemos, que nos muramos, que emigremos?

–Que os hagáis mayores, que envejezcáis. Estáis solos, os destrozarán. Ya os tienen rodeados.

–Papá, te quiero, pero ahora me das pena.

–Hijo, eso también es ser padre.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...