Nuestra ciudad

Paso más tiempo en Londres que aquí. Viajo por trabajo a Madrid como mínimo una noche por semana. Mi trabajo obliga a viajar mucho y me ha dado la posibilidad de ver el mundo, experimentar culturas diferentes, conocer gente de mil procedencias, cien mil preferencias y millones de aspiraciones. Siempre vuelvo a nuestra Barcelona. La nuestra. La de siempre. La que es tan bella que todo el mundo quiere conocerla. La que recibe tan bien que es destino de fines de semana románticos, despedidas salvajes de solteros, eventos elitistas y congresos globales.

La Barcelona que se recompuso para los Juegos Olímpicos y que dio a mi generación el primer contacto con los temas que los millennials se han hecho suyos y presentan como novedad: colaboración, voluntariado, hospedaje y receptividad.

La que domina como nadie el arte de publicitarse, de usar sol, cultura, accesibilidad y disponibilidad como partes del anuncio publicitario que cualquier ciudad del mundo querría tener y muchas han copiado hasta la saciedad. Un anuncio tan efectivo que todo el planeta quiere venir a Barcelona.

La que se cree cool cuando es intercultural. Que se vende como marcadora de tendencias cuando lo que de verdad hace es construir y celebrar identidades de las que todo el mundo se quiere apropiar.

Una ciudad en la que caben en un mismo espacio (y en muchos casos son la misma persona) los que definen el espíritu del cooperativismo contemporáneo, los que compran en Céline y los que se encuentran en la plaza del barrio tomando una San Miguel. Somos todos diferentes y cada uno tenemos nuestra visión de cómo mejorar Barcelona. Pero algo tenemos en común. Y es que no tenemos miedo.

Lloramos a los muertos y heridos de aquí, allá y del más allá. Los llevamos en la memoria un mes, un año, un lustro y una vida después mientras paseamos por la Rambla, paseo canalla, turista, operático, kitsch, mediático, putero y fiestero. Y paseamos una y mil veces porque es parte de la ciudad más bonita del mundo. Es nuestra ciudad. Es la Barcelona de todos.

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