El olvido

El editor inglés John Blake declara en el último número de la revista The Spectator que, hace tres años, Mick Jagger le entregó un original con sus memorias, que había escrito durante los años ochenta. Es un tocho de 75.000 palabras (esa manía de contar los textos por palabras y no por caracteres, como hacemos aquí, me descoloca). Blake y Jagger se pusieron en contacto, y el músico le dijo que, si decidía publicarlo, redactaría un prólogo explicando que escribió esa autobiografía “hace mucho tiempo”.

La vida de los músicos es complicada: “se fuerza la máquina”, cantaba gato pérez

Pasado un tiempo, Blake se puso de nuevo en contacto con Jagger, y este le preguntó que de qué le hablaba, y le dijo que no recordaba haber escrito ese libro. La vida de los músicos es muy complicada –“se fuerza la máquina”, cantaba Gato Pérez–, y muchos incluso olvidan que han participado en tal o cual concierto. En 1985, Bob Geldorf organizó el Live Aid, el concierto contra el hambre en África que tuvo lugar en Londres y Filadelfia, simultáneamente. Cuando veinte años después Geldorf decidió repetir la experiencia –el Live Aid 2–, los miembros de Status Quo (que habían participado en la de 1985) dijeron que les encantaría volver a participar. Explicaron que en el concierto de 1985 iban tan colocados que ni siquiera recordaban haber actuado: “Había un montón de drogas”. Saben que lo hicieron porque luego vieron el vídeo, pero no tenían conciencia ni de haber subido al escenario.

El editor insinúa que, tras el primer contacto entre él y Jagger, sucedieron diversas cosas que podrían haber influido en el cambio de opinión del morritos. Su novia, la diseñadora L’Wren Scott, se suicidó, se rodó una película sobre la creación del álbum Exile on Main Street ... Tras estos hechos, las que Blake llama “puertas de acero” se cerraron, y las memorias de Jagger no se podrán publicar. De momento. Quizá sólo cuando transcurra suficiente tiempo como para que, como los ­documentos de la CIA pasadas no sé cuantas décadas, se ­desclasifiquen.

En una ocasión preguntaron al escritor Pere Calders cuándo escribiría sus memorias. Calders respondió que aún no, que era demasiado pronto porque todavía recordaba muchas cosas. Sólo habiendo olvidado tu vida por completo eres capaz de rememorarlo todo como mejor pudo haber sucedido. Una vez más, el gran Calders tenía razón.

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