Otro curso más

Arrecian los avisos para que los padres se preparen ante la inminente vuelta al cole de sus hijos. Los grandes almacenes los hacen por un motivo claro: vender mochilitas con ruedas (para que no se destrocen la columna vertebral y así hagan mucho ruido cuando las arrastren por las aceras), lápices, cuadernos, calculadoras, bolígrafos, fosforitos, Dacs...

La vuelta al cole es inminente y los grandes almacenes se frotan las manos

Luego hay expertos que –por prensa, televisión e internet– recuerdan los pasos que seguir. El primero: días antes del inicio de las clases, empezar a despertar a los niños más temprano que durante las vacaciones, para adaptarse al nuevo horario. Pero ¿acaso no es eso lo que se ha hecho siempre? El segundo es limitar las horas de televisión y móvil, si durante el verano se han desmadrado. ¿Hay tarugos que no habían pensado en eso? El tercer paso es asegurarse de que coman el tentempié que les meten en la mochila, porque “pueden darlo a un compañero a cambio de una bolsa de patatas fritas”. La propuesta de los expertos es preparar una lista “con los alimentos que están dispuestos a comer”. Vaya, vaya. Las familias se han convertido en restaurantes a la carta donde los críos escogen qué les apetece comer. Hoy las huestes del catecismo fifi apedrearían a quien dijese lo de “Aquí tienes lentejas. Si quieres las comes y, si no, las dejas”.

Mientras tanto, ni mu sobre la gran urgencia pedagógica actual, de la que muchos llevan años avisando, empezando por Inger Enkvist, pedagoga e hispanista sueca, exasesora del Ministerio de Educación de su país. Avisan que afirmar que los exámenes no son necesarios y que lo chulo es la evaluación continua es una memez. Que “conceder más autonomía” a los alumnos no los prepara para el futuro. Que es necesario que el profesor recupere su autoridad en el aula. Que los que proclaman que, habiendo Google, memorizar ya no sirve para nada son bichos peligrosos. Dice Enkvist: “No hay otro aprendizaje que el del cerebro, es decir de la memoria. Es lo que posibilita nuestro desarrollo intelectual. La memoria nos hace seres racionales. El concepto mismo de escuela se basa en la idea de lo racional, que, a su vez, necesita basarse en los conocimientos adquiridos, guardados en la memoria”.

Pero para muchos padres es más cómodo dedicarse, cada septiembre, a comprar los últimos modelos de mochilitas o fosforitos que plantearse en serio qué tipo de educación quieren para sus hijos. Así vamos.

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