Perritos

Cuando usted pide un hot dog, un perrito caliente, ¿lo hace creyendo que contiene carne de perro y que por eso se llama así? Supongo que no. Ahora a esas salchichas las llamamos frankfurts, pero décadas atrás usábamos de forma mayoritaria esas otras denominaciones. El origen del nombre es la semejanza del producto con los dachshund, esos canes pequeños, de patas cortas y cuerpo muy alargado a los que también conocemos como perros salchicha.

Habitualmente, en Europa y Estados Unidos los perritos calientes se elaboran a base de carne de cerdo picada a la que se le añade grasa, sal, a veces ajo y páprika y, ¿cómo no?, los inevitables conservantes. Pero hay otros hot dogs de los que el cerdo está ausente. Los hay a base de carne de pollo, de pavo e incluso de sucedáneos para vegetarianos. Como es comprensible, en los países donde las normas las marcan religiones que no permiten el consumo de cerdo, se fabrican a base de las aves referidas.

Se acabaron los ‘hot dogs’ en Malasia: a pesar de no llevar cerdo, el nombre no es halal

Ahí es donde aparece el problema, al menos en Malasia, donde el islam es la religión oficial del Estado. Pues bien, el departamento de Desarrollo Islámico –la máxima autoridad religiosa del Gobierno– acaba de estipular que fabricantes y vendedores de perritos calientes deben cambiar el nombre del producto porque, si no, les negarán el certificado de comida halal (alimento aceptable según la ley islámica). El motivo es que, igual que al cerdo, al perro lo consideran también un animal sucio y menospreciable. Sugieren que a partir de ahora los llamen “salchichas pretzels”.

Pero, como queda claro, en ningún caso ni en ninguna variante los hot dogs contienen carne de perro. En Malasia los hacen a base de carne de pollos con sus correspondientes certificados halal. Entonces, ¿dónde está el problema? Pues en el nombre. Consideran que el simple uso de la palabra perro es una ofensa y dictaminan que nunca debe aparecer relacionada con un alimento. Lógicamente, la guasa, en aquel país, se ha generalizado. Hasta el mismísimo ministro de Turismo y Cultura dice que es una tontería: “Incluso en malayo los llamamos hot dogs, desde hace muchísimos años. Soy musulmán y a mí no me ofende”. Sin duda alguna, a los viejales de aquí que vivieron aquella época en la que el franquismo intentó cambiar el nombre de la ensaladilla rusa por el de ensaladilla nacional la melodía de esta canción les sonará mucho.

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