Persiguiendo a Atenea

Hace muchísimos años que mi estudio está presidido por una gran imagen de Atenea, la diosa de la sabiduría, que viajó conmigo desde Atenas y me ha acompañado a lo largo de los años en casas diversas. Ella, con todo lo que implica de amor al conocimiento, es mi divinidad tutelar.

SU CULPA NO FUE SIQUIERA LA DE ADORAR OTROS DIOSES, SINO LA DE AMAR EL SABER

Con esa devoción en mi vida, es lógico que me haya emocionado la lectura de La edad de la penumbra, un espléndido ensayo de la historiadora británica Catherine Nixey, publicado por Taurus con traducción de Ramón González Férriz. Un estudio apasionante, que narra los hechos ocurridos en los siglos IV y V, en torno a la constitución del cristianismo como religión oficial del imperio romano.

Oficial y única: Nixey relata, a través de fuentes y documentos tan variados como inauditos, cómo los cristianos de aquellos tiempos llevaron a cabo una auténtica guerra contra el paganismo, al que exterminaron con el apoyo del poder político. La implantación del cristianismo en ese mundo del que somos herederos no fue, a decir verdad, nada excesivamente cristiano. Se hizo utilizando una violencia extrema: la de las leyes, que llegaron a castigar con la muerte a quien adorase a los dioses paganos, pero también la de numerosas hordas de cristianos fanáticos que se dedicaron a destruir templos y estatuas y a asesinar.

El asesinato más conocido es el de la filósofa Hipatia, desollada por una turba de seguidores de la nueva religión. Su culpa no fue ni siquiera la de adorar a otros dioses que no fueran el de la Biblia, sino la de amar el saber: la Iglesia cristiana original persiguió con saña inaudita a todos aquellos que intentasen estudiar las leyes de la naturaleza y pusiesen así en duda la creencia de que todo era debido únicamente al poder omnímodo de Dios. Por desdicha, su inquina contra la ciencia y el pensamiento libre duró siglos.

Lo extraordinario de este libro es que nos cuenta una historia conocida desde un punto de vista inaudito. Todos hemos oído hablar de las persecuciones romanas contra los cristianos en los siglos I y II, que existieron realmente, aunque tuvieron menos alcance, según los documentos, de lo que siempre nos han contado. Pero se ha escrito muy poco de las persecuciones posteriores en sentido contrario, a pesar de las muchas fuentes existentes. Catherine Nixey ha vuelto el objetivo hacia la parte oscura de la historia. Y eso suele dar grandes resultados.

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