Servilletas

Tres lustros de chavismo han convertido a Venezuela en un yermo con el dudoso honor de tener las estanterías de los supermercados más vacías que las de los economatos de la difunta República Democrática Alemana. En Venezuela, la dificultad de conseguir productos tan básicos como papel higiénico no se compensa ni con la argumentación de que, en los años cincuenta, en la España de Franco ese tipo de papel era desconocido en la mayoría de los hogares. Una vez leídos los periódicos, sus páginas se cortaban en cuatro trozos y se clavaban en un gancho que colgaba de la pared, justo al lado de la taza del váter. Con eso nos limpiábamos. Los rollos de papel Elefante eran un lujo que divisábamos a distancia, en los anaqueles de los colmados. Así crecimos muchos durante los años cincuenta, y aquí estamos, tan panchos.

Analizamos un método venezolano para limpiarse la boca con elegancia

La situación en Venezuela –y la degradación de su moneda– ha llegado a tal punto que hoy vale más utilizar los billetes como servilletas que usarlos para comprarlas; si las encuentras. Business Insider publica un reportaje en el que narra el caso de Victorinox126, un usuario de Reddit que ha colgado una foto en la que se ve a un hombre que sujeta una empanada con un billete de 2 bolívares. Como se trata de una web especializada en economía, les ha faltado tiempo para calcular exactamente qué le cuesta a ese hombre utilizar ese billete como servilleta. Según el cambio oficial, 2 bolívares son 27 céntimos de euro. En el mercado negro la cosa es aún más interesante porque, como el bolívar está por los suelos, el valor de ese billete-servilleta baja en picado: por un céntimo de euro te dan cinco billetes de esos. Es un retrato fiel de la desastrosa situación de aquel país. Oficialmente, la inflación es del 68%, pero, si tenemos en cuenta los datos colaterales que el régimen bolivariano esconde, la realidad es bastante más trágica: la inflación llega al 808%.

De modo que, si por aquellas cosas de la vida (porque eres simpatizante de Podemos, por ejemplo, y quieres contemplar de cerca las maravillas del paraíso chavista), viajas a Venezuela y ves a un señor que se come una empanada, una cachapa o una arepa reina pepiada sujetándola con un billete, no le riñas por ironizar sobre la situación económica del país. Alárgale otro billete (de 2 bolívares; o de 5 o de 10, ya puestos) y dile:

–Toma, límpiate los morros, que estás hecho un guarro y los llevas todos manchados de aguacate.

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