Un pequeño fallo

Cuando uno pasa cerca de una cárcel (centro penitenciario lo llaman ahora, que mola más), lo primero que divisa es una gran torre de vigilancia, alta o altísima según los casos, para poder controlar todo lo que sucede.

En Málaga hay una cárcel sin torre de vigilancia. ¿qué será lo próximo?

Pasmado me he quedado al saber que en Archidona, en Málaga, construyeron una hace dos años y se olvidaron de la torre. Es una de las cárceles más grandes de España, con capacidad para dos mil presos (perdón: reclusos). Pero no alberga a ninguno porque acabaron las obras y no sabían cómo solucionar lo de la torre. El error fue de los arquitectos: se olvidaron de ella. Explica el secretario general de Instituciones Penitenciarias que, cuando se dieron cuenta, intentaron incluirla: “Pero no llegamos a tiempo porque no estaba hecha la cimentación necesaria para poder edificarla. Lamento que en el proyecto no se contemplara la construcción de la torre, que es un elemento muy importante en caso de que se produzca cualquier situación de riesgo”.

No entiendo cómo se plantea la construcción de una cárcel y, antes de poner la primera piedra (con los fotógrafos, los cámaras de televisión y toda la pesca), los responsables de las instituciones penitenciarias no miran los planos a ver si les parece bien la distribución, las dimensiones de los módulos, todo eso, antes de dar el visto bueno. Bien tuvieron que darse cuenta de que no había torre. ¿O no miraron los planos?

Dicen que, ya que no se puede edificar, intentarán solucionar el problema duplicando las cámaras de vigilancia. En vez de controlar desde las alturas, los funcionarios estarán en una habitación llena de pantallas, como las de los centros de control de tráfico o aquella sala de la NASA que nos enseñan siempre que lanzan un cohete espacial (pero en pequeñito). Que la cárcel esté situada en el municipio donde se desarrolla la acción de La insólita y gloriosa hazaña del cipote de Archidona de Camilo José Cela no debería acarrear más cachondeo, porque los archidoneses ya tuvieron lo suyo con aquello. Si el paso de los años ha demostrado imposible superar la proeza de aquella minga prodigiosa, superar la cárcel sin torre de vigilancia de Archidona también será difícil. Sólo se me ocurre un aeropuerto sin torre de control o un rascacielos sin ascensor. Una vez inaugurado, los arquitectos dirían:

–Joder, vaya fallo. Hicimos los planos, pero nos despistamos y no se nos ocurrió poner ninguno...

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