Una héroe de nuestro tiempo

Cómo se hace una novela tituló Unamuno el libro que cuenta su enfrentamiento con Alfonso XIII y el botarate a quien este entregó el gobierno de España, el general Primo de Rivera, que lo mandó al destierro. No es, pues, un libro de literatura: las novelas sólo se escriben a partir de la vida, no al revés, dice Unamuno.

Tenemos ante nuestros ojos las grandes novelas, sin acertar a verlas

Cada semana se le presentan a uno una buena porción de temas para su artículo. Sucede a menudo que no sabemos por cuál decidirnos. Nos decimos: “De esto ya han hablado este o aquel”, y lo dejamos. Es fácil para un articulista tirar con pólvora del rey, hacer brindis al sol, ensayar el lucimiento, el postureo. En esto no somos diferentes de los políticos. La galería agradece que se le hable de según qué asuntos, pero lo cierto es que no suele serle difícil a un oportunista o un demagogo hacerse pasar por Don Quijote. Por ejemplo, todo lo que se diga de los desahucios es poco. ¿A quién no se le abren las carnes viendo cómo se arroja a la calle a una anciana indefensa de la casa donde ha vivido cincuenta años? Indigna, anonada y entristece a todos, desde los policías encargados de llevar a cabo el desalojo hasta, probablemente, los miserables usureros y buitres que lo han provocado. Nada nuevo, nada que no se repita cada día tres o cuatro veces en algún rincón de España. ¿Qué ha ocurrido entonces con Carmen Martínez Ayuso para que no se hable de otra cosa?

Su caso es el de tantos, una conjunción de mala suerte, buen corazón (avaló a su hijo 40.000 euros) e ignorancia (no sabe leer ni escribir). El que la plantilla del Rayo Vallecano se haya comprometido a pagarle el alquiler de un piso añade una nota ejemplarizante, desde luego, pero hay algo más. ¿Qué? La novela que adivinamos en esta brava resistente vallecana:”Toda la vida levantándome a las seis de la mañana para recoger la espiga”, es decir, viviendo de lo que los segadores dejan olvidado en los campos. La tesis de la novela tampoco podría nadie resumirla mejor que ella: “Todo el dinero que se llevan los poderosos viene de nuestro sudor. He vivido muchos años, pero la vida no deja de espabilarte”. He aquí, sí, una héroe de nuestro tiempo. Mientras perdemos el nuestro buscando en noveluchas y seriales de televisión personajes de tres al cuarto, eso sí muy literarios, falsos y desalmados, tenemos ante nuestros ojos las grandes novelas, sin acertar a verlas porque tratan de gentes de carne, hueso y alma que tenemos cerca.

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