Por los derechos de las saudíes

La aguja del pajar: Hatun al Fasi

Por primera vez en Arabia Saudí, las mujeres podrán votar. Lo harán en las municipales de diciembre. Hatun al Fasi lleva años luchando para lograrlo.

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Más de 100 mujeres de 17 países votaban por establecer un día internacional de la Mujer para luchar por sus derechos y lograr apoyo al sufragio universal. Esto ocurría en 1910, en el marco de la Conferencia Socialista de Mujeres Trabajadoras celebrada en Copenhague. Noruega se convertía tres años después en el tercer país del mundo en conceder el derecho de voto a la mujer. Antes lo hicieron Nueva Zelanda (1893) y Finlandia (1906). Estados Unidos se incorporada a este club en 1920. Un siglo después, Arabia Saudí, su aliado en Oriente Medio, da un pasito, aunque no se incorpora como miembro pleno a ese club. Por vez primera en la historia del reino, las mujeres podrán votar y presentarse como candidatas en las elecciones municipales del próximo 12 de diciembre. Hatun al Fasi, casada y con dos hijos, chico y chica, ha luchado durante años para conseguir este logro. Profesora de Historia en la Universidad Rey Saud de Riad, puso en marcha con una compañera la Iniciativa Baladí (“mi país”) para abogar por la participación de las mujeres en las elecciones municipales del 2010. Aunque no fue posible entonces, el rey Abdulah decretaba un año después, al calor de las primaveras árabes, que podrían hacerlo en las siguientes, las del 2015. Y lo están haciendo. Un millar de mujeres se han inscrito para poder votar. Aunque parezcan pocas, “estos números son increíbles. Una mujer, por el mero hecho de llegar a los centros de inscripción, está rompiendo muchas barreras y tabúes”, dice Al Fasi. Y no le falta razón. La mujer saudí, que tiene prohibido conducir, está bajo el sistema de tutela masculina: necesita el permiso de un pariente masculino si quiere completar su formación universitaria, trabajar, viajar al extranjero o presentar una demanda.

Otras, además de votar, serán candidatas. Haifa al Hababi, profesora de Arquitectura en la Universidad Príncipe Sultán de Riad, es una de ellas. Concurriendo a estas elecciones reconoce que se presenta como un modelo que seguir para sus estudiantes “y como un ejemplo para que sus padres sepan que sus hijas podrán hacer lo que quieran en el futuro”.

Al Fasi, que ahora no podría jugar a voleibol y baloncesto y ganar alguna medalla, como hizo en su época de universitaria, a comienzos de la década de los ochenta del siglo pasado, sabe que queda mucho por hacer en Arabia Saudí, donde la mitad de sus habitantes son mujeres. Seguirá luchando y trabajando para darles el “sentimiento de que son ciudadanas completas”. Y recuerda que sus padres le enseñaron “lo que es el espíritu del islam, lo que es la esencia de la mujer musulmana, que el islam respeta al ser humano, sea hombre o mujer”.

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