Entre pucheros

Humorista, presentador, escritor y actor, entre otras cosas, Berto Romero (Cardona, 1974) confiesa estar enganchado a su trabajo. “Tengo un problema: en mis ratos libres lo que me apetece realmente es tumbarme en el sofá a ver películas”. Aunque poco a poco ha ido entrando en otro mundo, el de la cocina. “Me relaja una barbaridad”. Dice ser poco de “espumas y emulsiones y más de platos de toda la vida” y se le dan muy bien “las hamburguesas vegetales, de legumbres, de soja tamizada, la lasaña de verduras y los estofados de carne”. En otro tipo de fogones cocina estos días junto a Buenafuente Nadie sabe nada, en radio, y Late motiv, en televisión, y el filme El pregón, en el que encarnan a dos hermanos, antiguas estrellas de la música de los noventa, que se reencuentran para las fiestas de una localidad. “Lo mío con Andreu ante las cámaras sí es un hermanamiento. Yo lo considero como tal. Hay química, nos entendemos casi sin mirarnos, y eso siempre suma”. El filme remata una temporada notable para Romero, tras el éxito de Tres bodas de más –por la que optó al Goya–, Anacleto y Ocho apellidos catalanes. “Nunca imaginé que haría carrera en el cine; ha sido tan inesperado como todo lo que me ha pasado en la vida. Una cosa ha llevado a otra…”.