Poder en la pista

Kevin Spacey

Vertical

Su carisma impactó en la gran pantalla con Sospechosos habituales (Oscar en 1995) y American Beauty (segunda estatuilla, 1999). Desde entonces, una larga lista de títulos ha consolidado a Kevin Spacey (Nueva Jersey, 1959) como uno de los grandes del cine actual y una figura también en el teatro, como actor y como director artístico, durante 12 años, del mítico Old Vic de Londres. Una experiencia que, afirma, le ha sido imprescindible para abordar su papel en la fascinante House of Cards, la primera serie concebida para internet, emitida por Netflix. En este intenso drama político, que pronto estrenará su tercera temporada, el actor se transmuta en el congresista Frank Underwood. Un tipo maquiavélico e inmoral que piensa que “la democracia está sobrevalorada”, que prefiere “las almas compradas a los jets privados” y que se relaja jugando a la Playstation. Curiosamente, esa afición tiene ahora continuidad en el mundo de los videojuegos. El propio Spacey, recreado en imagen digital, protagoniza la nueva versión del exitoso Call of Duty: Advanced Warfare. Así, serie y videojuegos se retroalimentan a través del actor en dos personajes de trazos similares.

Implacable en la ficción, pero extremadamente reservado en cuanto a su vida privada, se desconoce si a Spacey le atraen las consolas. Lo que sí le apasiona es el tenis. Como espectador, presente a menudo en torneos, y en la cancha, donde, desde hace tiempo, trabaja para mejorar la técnica de un deporte que encuentra absolutamente “fascinante”.

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