Carisma e inquietudes

Ryan Gosling

Vertical

Encarna al seductor de aire rebelde y un punto melancólico que tanto gusta en Hollywood. Desde que Ryan Gosling (Ontario, 1980) deslumbró a un buscador de talentos infantiles y compartió el televisivo Mi­ckey Mouse Club con Justin Timberlake y Britney Spears, su carisma ha ido dejando huella en la pantalla. Amante de los personajes complejos, fue judío neonazi en El creyente, psicópata en Asesinato… 1, 2, 3, profesor drogadicto en Half Nelson y amante azucarado en El diario de Noa. Años después, Blue Valentine, Los idus de marzo y Drive lo han convertido en el actor más interesante de su generación. De educación mormona y adolescencia conflictiva, es un tipo con inquietudes más allá de la interpretación. Además de ser copropietario de Tagine, restaurante marroquí en Beverly Hills, ha volcado su pasión por la música en un disco en solitario y otro con su dúo de indie rock, Dead Man’s Bones; un álbum homónimo (2009), de tono inquietante y con voces de los coros infantiles del conservatorio de Los Ángeles. Si su música desprende notas tenebrosas, su debut tras las cámaras no se queda atrás: Lost River es una historia oscura y enigmática con la que se estrena como director.

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