No sin mi gato parece ser un lema vital para este nuevo icono del country pop que, desde su debut adolescente, ve cómo crece el éxito de sus discos y su presencia mediática global. El mundo felino tiene atrapada a Taylor Swift, y ella comparte esa pasión, vía redes sociales, con fans y seguidores. Aunque afirma que sería feliz conviviendo con “un centenar de gatos” –como muestra el spot que la cantante y actriz norteamericana protagonizó para una marca de refrescos–, por ahora la “familia” se reduce a un par de ejemplares.Dos felinas cuyo nombres evocan series de éxito: Meredith (por Anatomia de Grey) y Olivia Benson (La ley y el orden). Unas mascotas viajadas que a menudo la acompañan en sus compras y giras. A sus 24 años, Swift arrasa con su quinto disco, 1989. Un álbum compuesto sin prisas y desde la satisfacción de llevar vendidos más de 30 millones de discos en su década de carrera. “Me ha llevado dos años componerlo. Tiempo suficiente para crecer y cambiar. He escuchado mucha música de los ochenta. Y este es mi primer álbum pop. El más coherente”. Su pegadizo primer single, Shake It Off –que encabeza iTunes en 64 países–, aboga por ignorar a quienes siembran cizaña y critican a los que triunfan. “He deseado esta vida desde niña, así que no voy a renunciar a disfrutarla”, sentencia.
