"Mi vida ha sido con grandes oportunidades"

El último día de mi vida. Eugenia Martínez de Irujo

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Eugenia Martínez de Irujo (Madrid, 1968), duquesa de Montoro, mantiene el título por motivos sentimentales: era el que llevaba su madre cuando estaba soltera. Su madre, Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba, ha sido su última pérdida, en noviembre del 2014. “Lo pasé muy mal, como cualquier persona que pierde a un ser querido; y más siendo una madre, porque te deja un vacío inmenso”. Le costaba levantarse para ir a trabajar, salir de casa, quería estar sola y evitaba a la gente. Su primera pérdida fue su padre, Luis Martínez de Irujo, que falleció cuando ella tenía tres años. No haberle podido conocer es su mayor pesar.

–De mi padre, a pesar de ser tan pequeñita, tengo tres momentos superclaros. Pero lo que más recuerdo es que me leía cuentos, que guardo como oro en paño, y dábamos de comer a todos los personajes del cuento con una cuchara. Lo tengo en un pedestal, creo que es el gran desconocido. Creo que nunca se le han dado los reconocimientos que se merece y que otros como Aguirre (el segundo marido de su madre) se ha llevado sin merecerlos. A parte de ser un hombre cultísimo, y que hizo muchísimo por el patrimonio artístico de la casa de Alba, y podría empezar y no parar. Era un señor y, lo más importante, una gran persona.

La cara de Eugenia es el espejo de su alma. Si está mal, se le nota enseguida; si está bien, pues también. Le gusta la libertad y dice ser un espíritu libre al que no le preocupa cumplir años. Ahora vive feliz. En marzo presentó su nueva colección de joyas para Tous, de nombre Tanuca e inspirada en un medallón que le unía mucho a su madre. Se lo regaló a Eugenia la reina Victoria Eugenia al nacer. Es una colección dedicada a la duquesa de Alba. El duelo por su muerte ha pasado.

Eugenia ha vivido la muerte de cerca y en diferentes circunstancias, como la de un niño que falleció tras ver cumplido su deseo. Eugenia, que trabajó nueve años en la Fundación Pequeño Deseo, lo recuerda:

–Me impliqué demasiado y me encariñé muchísimo con él. Iba a verle prácticamente a diario y parecía que todo iba bien. Pero un día, la doctora me dijo que había empeorado, que lleváramos el quad (era el deseo del niño) al hospital para que diera unas vueltas alrededor del centro sanitario y de esa manera subirle la moral. Así lo hicimos. La carita de él cuando vio su quad no se me olvidará mientras viva. Era otro. Después de aquello se fue. Parecía que hubiera estado esperando ese momento. Lo positivo es que llegamos a tiempo y logramos hacerle el niño más feliz del mundo por unos momentos.

El sentimiento de pérdida le da pavor. “Es uno de los que más me han pesado y he temido en mi vida. Quizás, por haber perdido a mi padre tan pequeña”, explica.

–¿Le da miedo la muerte?

–Más que la muerte, la vejez. Me parece tristísima. La gente mayor me produce muchísima ternura, y después de haber vivido lo de mi madre y mi nana, que para mí fue como una segunda madre, todavía más.

Eugenia y su espíritu libre pasarán sus vacaciones con la gente a la que quiere junto al mar. Inspira libertad.

1. Si supiera que mañana es el último día de su vida, ¿qué haría? ¿Cómo lo pasaría?

Me pasaría todo el día con mi hija, que es lo más importante de mi vida, la persona que quiero, y todos mis perros, mis cerdos Bacon y Panceta y mis burros, López, Cheape, Gin, Tonic y también el pony Peluso.

2. ¿Qué le hubiera gustado hacer y ya no podrá porque no tendrá tiempo?

Me niego a pensar que no me dará tiempo... ¡¡¡¡¡Ni siendo el último día!!!!!

3. ¿Qué aconsejaría a los que se quedan?

No me gusta dar consejos. Aunque yo siempre pido opiniones a las personas que quiero... acabo haciendo siempre lo que me da la gana.

4. ¿Cómo diría que fue su vida?

Mi vida creo que ha sido con grandes oportunidades y con mucha suerte. Rodeada de obras de arte y belleza. Siendo consciente de nacer en una familia con una madre tremendamente popular y con un importante patrimonio histórico a las espaldas, pero teniendo los pies en la tierra. Eso es lo verdaderamente importante.

5. ¿De qué está más orgullosa?

De ser buena persona. Creo que, sin duda, es lo más importante en la vida.

6. ¿Se arrepiente de algo?

No.

7. ¿El mejor recuerdo de su vida?

Mi mejor recuerdo es cuando estamos todos los hermanos juntos porque nos reímos muchísimo. Recuerdo un día en concreto en Sevilla y otro en una Navidad que fueron únicos.

8. ¿Cuál sería el menú de su última cena?

No soy de estar sentada mucho rato... haría un picoteo con un buen vinito blanco y un buen tinto.

9. ¿Se iría a dormir?

¡¡¡No dormiría en toda la noche!!!

10. ¿Cuál sería su epitafio?

Esta pregunta me da mal rollo. Sorry.

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