“Soy cobarde y no me drogo, pero si voy a morir, me drogaría muchísimo”

El último día de mi vida: Paco León

Vertical

Dice que es un actor cobarde; de los que necesitan también ensayos para la vida. Por eso Carmina y amén, la película que hizo con su madre, y en la que mató tanto a ella como a su padre, fue un ensayo para su muerte. “Como sé que me va a pasar, buscaba prepararme”, argumenta Paco León (Sevilla, 1974).

–Lo que más me impresionó fue el sonido de los trabajadores echando cemento para cerrar la lápida. En ese momento tan solemne, tan lírico y tan espiritual, una cosa tan terrena. Y vi claramente que, cuando nos morimos, nos morimos así. No hay nada más, me vi como una lagartija; se acabó, adiós.

Por ahora no le da miedo la muerte porque, dice, “es lo único que le da sentido a la vida, lo que me conecta. En cuanto pienso en la muerte me dan muchas ganas de vivir”. Y cree que de eso va la muerte: de vivir.

Arde Madrid es su primera serie como director, una cínica crónica de los años que pasó Ava Gardner en Madrid. “Nos invita a reflexionar sobre lo que hemos cambiado los españoles, si somos más o menos libres, en qué más y en qué menos, sobre la educación sexual y la sexualidad de la mujer, porque hay muchas sexualidades de muchas mujeres diferentes”, explica.

De chico, su madre le recomendaba que no fuera al cole porque hacía mucho calor o que no estudiara tanto porque se iba a volver loco. Hoy, Carmina Barrios, la madre de Paco y de María León, también actriz, forma parte de sus repartos, también en Arde Madrid.

Su placer prohibido es el chocolate con churros, y ha dicho que la cocina, por la noche, es un confesionario, donde se escuchan las grandes verdades. Supone que daría su vida por su hija, aunque no lo tiene del todo claro, y considera que la vida es una oportunidad que no hay que desperdiciar.

–Vamos a estar aquí un cuarto de hora, por lo que vamos a querernos y olernos los culos. Somos unos cuantos cachorros en dos metros cuadrados durante un cuarto de hora, pues vamos a olernos los culos.

La muerte, sentido de la vida.

1. Si supiera que mañana es el último día de su vida, ¿qué haría? ¿Cómo lo pasaría?

Uff... Pues creo que reuniría a gente querida y me drogaría muchísimo. En mi vida soy bastante cobarde y no me drogo porque me da miedo, pero si me voy a morir al día siguiente, ya te digo yo que sí, que eso lo probaría. Una orgía y mucha droga, eso es. Un buen final.

2. ¿Qué le hubiera gustado hacer y ya no podrá porque no tendrá tiempo?

Hay cosas ahí que se me han quedado en el tintero, pero creo que todavía me dará tiempo a todo.

3. ¿Qué aconsejaría a los que se quedan?

Que intenten mantener algo de lo básico. Que aunque se vuelva todo muy moderno e inhumano, que intenten conservar cosas básicas, como la naturaleza, la familia, las relaciones humanas.

4. ¿Cómo diría que fue su vida?

Ascendente. Soy un niño triste, un adolescente inquieto y un maduro feliz. Espero ser un viejito ­pleno.

5. ¿De qué está más orgulloso?

De la pandilla, de lo que arrastro, de la banda, de tener una tribu que me acompaña fiel a todas mis locuras.

6. ¿Se arrepiente de algo?

No.

7. ¿El mejor recuerdo de su vida?

Cuando nació mi hija estuvo bien, pero como iba tan dopado, no lo sentí tanto. Fue cuando con 12 años mi madre me compró un disfraz de arlequín. Ese fue el día más feliz de mi vida; creo que no lo he superado aún.

8. ¿Cuál sería el menú de su última cena?

Jamón.

9. ¿Se iría a dormir?

No, no creo. No, de ninguna manera.

10. ¿Cuál sería su epitafio?

El de Groucho Marx: “Perdona que no me levante”, y uno gaditano que hay muy bonito en una lápida en Cádiz: “Por aguantar un pedo aquí me veo”.

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