"Me preocupa la situación política; se actúa sin pensar en las personas"

Alba Galocha

Su paso de cotizada modelo sin fronteras a actriz emergente ha sido vertiginoso. Quienes gozaban del anguloso rostro de esta gallega veinteañera en las revistas del ramo lo hacen hoy en la gran pantalla. 'No culpes al karma...', 'El hombre de las mil caras', la francesa 'Si tu voyais son coeur' y 'Plan de fuga' son, hasta ahora, sus credenciales.

Vertical

Cuatro películas en un año. No se puede quejar.

No esperaba un comienzo así. Se ha debido de notar que lo tomo muy en serio.

¿Ha sentido que la miraran por encima del hombro por venir del mundo de la moda?

Algo hay. Un poco de escepticismo quizás, pero, en mi caso, me he sentido muy arropada por mis compañeros.

Ha trabajado con Luis Tosar, Javier Gutiérrez y con Eduard Fernández. ¿Qué ha aprendido de todos ellos?

Templanza y confianza. Hacen que un trabajo muy complicado parezca fácil.

En Plan de fuga hace de stripper. ¿Qué fue lo más difícil?

Para mí, que creía que era completamente arrítmica, bailar con intención de seducir. Resulta que no soy tan torpe como pensaba. Como personaje tiene un recorrido muy interesante. Parece una mujer muy dura y no es consciente de su necesidad de sentirse protegida.

¿Le dio pudor?

Ninguno. Viniendo del mundo de la moda… Y además, en este caso, no soy yo la que lo hace; es el personaje.

El policiaco de acción suele dar poco espacio a los personajes femeninos…

Cierto; están como en segundo plano y suelen estar escritos por hombres. Hace falta que mostremos como haría ese tipo de historias ese otro 50% de la población. O sea, nosotras.

Escribir, diseñar, actuar, ser modelo… No para.

Son manifestaciones de mi deseo de expresarme. Aunque ya cerré mi blog sigo escribiendo, pero de un modo más privado. Me ayuda a reflexionar.

¿Aficionada a las redes sociales?

Para mi generación son herramientas imprescindibles. Como una voz hacia el mundo para enseñar cómo eres. Aunque hay quien las utiliza para crearse una personalidad nada real.

Y con tanto ajetreo, ¿tiene aficiones?

Las tengo todas. La fotografía es la principal. Me gusta leer, ir a la playa, nadar, jugar con mis gatos. Querría tener gallinas y conejos, pero viviendo en el centro de Madrid no puede ser. Y me encanta comer.

Ese placer que tiraniza a las modelos...

Soy muy atípica. Tampoco soy muy alta. No imaginaba que en la moda llegaría tan lejos. Voy al gimnasio porque el cuerpo tiene que estar a punto, pero es más importante estar cómoda con él.

Vive en Madrid. ¿Ejerce de gallega?

¡Me traigo las patatas de Lugo! Los paisajes de las islas Cíes y las playas de Benquerencia o las Catedrales están en mis mejores recuerdos de infancia.

¿Y Hollywood?

Pasito a paso. Estoy muy contenta aquí, pero se hará lo que se pueda.

¿Qué la tiene cavilando?

La situación política. Se hacen las cosas sin pensar en las personas. La crisis de los refugiados es una vergüenza mundial, como el resurgir del racismo.

¿Qué necesita cuando se enfada?

Que me dejen sola, porque quien se acerque lo acaba pagando. Soy fácil y abierta al diálogo, pero tengo carácter.

¿Qué país le gustaría conocer?

Vietnam. Mucha gente me habla de él como algo por descubrir.

Su velada perfecta.

Una cena con ensalada y patatas fritas tras un paseo junto al mar en buena compañía.

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