“Necesito las matemáticas para componer”

El Guincho

Pablo Díaz-Reixa (Las Palmas, 1983) presenta en gira 'HiperAsia', un proyecto que se presenta en formato 'wearable', incorporado en una colección de pulseras y sudaderas que conectan al usuario con la música y con otros contenidos inéditos. Músico y reconocido productor fuera de nuestras fronteras, en 'Alegranza' (2008) y 'Pop negro' (2010), desplegó un lenguaje musical propio que llamó la atención de Björk, que le fichó para su disco 'Biophilia'.

Vertical

Hace diez años que vive en Barcelona. ¿Qué echa de menos de Las Palmas?

Mi familia, mi abuela, mis amigos… Pero no añoro nada en particular de la forma de vivir de allí. De hecho, la calma que hay allí me pone tenso, me pone muy nervioso.

¿Qué aprendió trabajando con Björk?

Un día fuimos a cenar y me explicó que un disco en realidad es tu vida. Y la vida tiene muchas facetas y todas tienes que incorporarlas de una manera creativa. Eso me cambió la forma de pensar en mi trabajo.

¿Qué le inspira cuando hace música?

No soy de los que se ponen a mirar la luna con una copa de vino, una guitarra y a esperar que venga la inspiración… Yo necesito esquemas matemáticos, un quiz que resolver.

¿Y qué le influye para crear sonidos: la televisión, el cine, los libros…?

No. Otras músicas. Le recomiendo a todo el mundo entrar en Soundcloud y descubrir nuevos sonidos. Cuando escucho algo que es original, algo se mueve en mi interior. Y me estimula a meterme en el estudio. Es una sensación que ya sentía de pequeño y es algo que aún me pasa.

Una gran superficie de productos chinos inspiró su nuevo disco, HiperAsia.

Yo necesito espacios para comunicarme, trabajo con abstracciones o números... En esos pasillos llenos de artículos te llega información equívoca de un lado y del otro. Es una idea simple: un individuo al que le disparan datos, o sonidos, por todos lados.

Muchos de esos objetos son imitaciones.

En un chino, hay plagios tan evidentes y tan fallidos, que para mí también tienen un valor. Como músico, me siento en una posición parecida: he aprendido y he copiado a muchos artistas, intentando imitar sonidos que no me salen, pero surgen otros nuevos, sin querer.

¿Qué le gustaba hacer de pequeño?

Iba a un colegio francés, así que era hiperfan del hip-hop de aquel país. En casa me grababa la voz con un micro sobre colas de ritmos para que parecieran canciones. El primer software que utilicé fue el Fruity Loops.

Hoy, su trabajo es de artesano. Controla cada sonido al milímetro.

Sí. Mi trabajo es un proceso cerebral. Se me dan bien las mates, siempre pensé que podría dedicarme a ellas. Pero el resto de mi vida está todo tan improvisado. Cuando le dedicas mucho tiempo a una cosa...

¿Qué actitudes de usted cambiaría?

Cuando veo que me equivoco con alguien, o pienso algo mal de alguien… Pero esta parte de mí es igual de valiosa que la buena y me resulta interesante, la uso como material para escribir.

Parece que le gusta retarse a sí mismo.

Especialmente en este disco, quería que ganara el malo y lo feo. He usado el góspel, la música que me ha parecido siempre más fea y más incómoda, para quitarme prejuicios.

Un lugar que añore.

Las reuniones con gente en la playa. Aunque no soy nostálgico.

Su instrumento favorito.

La tempest, una caja de ritmos antigua, de sonido muy especial.

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