Vivir es pactar, y eso es un arte

Mar Targarona

CINEASTA. Descubridora de talentosos directores como J.A. Bayona, esta barcelonesa de 65 años ha producido, entre otros filmes, 'Los ojos de Julia', 'El cuerpo', 'El orfanato' y 'Secuestro', que, con 'El fotógrafo de Mauthausen', son sus dos recientes títulos como directora. Este último retrata al preso catalán que fotografió pruebas irrefutables contra los nazis y tiene 9 candidaturas para los premios Gaudí y 4 para los Goya.

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¿Cómo le llega esta historia?

Siempre me ha interesado la Segunda Guerra Mundial. Me sorprende que semejantes horrores se produjeran no mucho antes de que yo llegara al mundo. Me enteré de que hubo entre siete y nueve mil españoles en Mauthausen. Son muchas historias para contar, y la de Francesc Boix es apasionante. Fue un héroe. Si no hubiese hecho aquellas fotos, no se hubiera podido demostrar la existencia de muchas vejaciones y matanzas.

La imagen como testimonio.

Es vital. En el filme hay un homenaje a la cámara Leika. Es curioso: Hitler y su aparato propagandístico fueron de los primeros en ver la importancia de la imagen como elemento publicitario. Sus fotos oficiales estaban cuidadísimas, y los documentales de Leni Riefenstahl para ensalzar lo ario son obras maestras. Si logras obviar lo ideológico.

¿Ha habido disputas entre su faceta de directora y la de productora?

La famosa esquizofrenia. No, pero no porque seamos la misma persona. Porque somos sensatas (risas). La directora sabe que el dinero es limitado y la productora es exigente para no poner nada importante en peligro. Pactan y ya está. Vivir es pactar, y eso es un arte. Pero con mi marido y mis hijos, también.

Fue actriz y trabajó con Dagoll Dagom. ¿Por qué lo dejo? Desde los 6 años quise ser directora. Como no había escuela de cine en Barcelona en los 70, me metí en la de teatro. No había referentes; salvo Pilar Miró y alguna más apenas había mujeres cineastas en las que mirarse.

¿Sufrió impedimentos cuando decidió trabajar en el cine tras la cámara, por el hecho de ser mujer?

Por desgracia, la que más impedimentos me puse fui yo misma.

¿Le sirve haber sido actriz para entender mejor a los intérpretes?

Por supuesto. Son lo más importante de una película, aparte de una buena historia. Son el alma, el sentimiento y la emoción. Me comunico con ellos fácilmente y con tranquilidad.

Ha elegido a Mario Casas, un actor que no gusta a todo el mundo…

Mario es un actor al que admiro, como todas las personas que han trabajado con él. Tiene la misma desgracia que Leonardo DiCaprio, que como son guapos son cuestionados. El personaje del fotógrafo es un tipo espabilado, pícaro, que a Mario le va perfecto.

¿Qué vio de especial en Bayona para producirle su primer filme?

Es un genio. Nunca diría que yo lo descubrí. Es muy grande. Va solo.

¿Cómo es su lugar de trabajo?

Tengo dos: mi casa en la montaña, muy silenciosa, y la oficina en Gràcia (Barcelona), un lugar inspirador con grandes ventanales. Pero ante todo lo que necesito a mi alrededor es gente con talento. Para trabajar y para vivir. Y estabilidad familiar y emocional. No soy masoca ni me va sufrir, me encanta sentirme bien y pensar que la vida merece la pena.

Una afición

Me encantan los juguetes, los puzzles... me limpian la mente.

Su velada perfecta

E imposible: una cena con spielberg, coppola y cameron.

y los tres haciéndome caso.

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