“No hago un papel, ¡soy así siempre!”

Mario Vaquerizo

Cantante y cómico. Así se define este madrileño de 43 años, optimista compulsivo, periodista y mánager que ha convertido sus aficiones, cantar y hacer reír, en medio de vida. Vocalista de Nancys Rubias, ha escrito dos libros, pero debe su popularidad a esa actitud desinhibida y al reality que protagonizó con su esposa, Alaska. Con ella comparte gira: El amor sigue en el aire, una comedia musical de Félix Sabroso, junto a Bibiana Fernández y Manuel Bandera; este fin de semana en el Tívoli de Barcelona.

Vertical

La obra recorre distintas etapas en una pareja. La chispa inicial, rutina, crisis...¿Qué fase vive con Alaska?

Estamos otra vez en un momento álgido, tras una temporada algo apática. Olvido es metódica, cerebral, y yo, más pasional, y a veces chocamos, claro. Pero una crisis de vez en cuando te refuerza. Y si hay amor, pues p’adelante. Y el día que no lo haya... a otra cosa, mariposa.

Aún hay quien duda de su relación...

Mira, que me digan maricón me da igual, pero me duele que la infravaloren a ella: ¿llevaría 18 años con alguien con quien no tiene sexo? La gente es muy prejuiciosa. Y cateta. Mi imagen no implica que no tenga unos valores, como el de la fidelidad. Me han educado así. No soy de parejas abiertas.

Si le conocieran, sorprendería que...

Que soy muy buena persona. Me toman por un frívolo, que también lo soy. Pero es que soy aristotélico: una persona seria y también loca; no es incompatible. Y muy duro y exigente conmigo mismo.

¿Le vemos siempre actuando?

¡No, no hago un papel! ¡Soy así siempre! Un despropósito, en televisión y en casa.

¿Su mayor virtud?

Que lo que quiero para mí lo quiero para los demás. Así de simple. Es una concepción muy cristiana.

¿Es creyente?

Sí. Me sienta bien ir a misa a veces y rezar. Y comulgar. Pero no me gustan los dogmas, ni políticos ni religiosos; han jodido mucho la historia del universo.

¿Lleva la vida que deseaba?

Totalmente. Ha ido surgiendo, pero hoy me despierto y pienso: qué a gusto estoy. Vivo en una constante autorreafirmación. Muy feliz por todo lo que he hecho.

Su gran miedo.

Las pérdidas: las esperadas y las imprevistas, como la de mi hermano, que murió demasiado joven.

¿Le hubiera gustado ser padre?

¡Mucho!, pero a los 30 yo no estaba capacitado. Y Alaska nunca ha querido. Ahora sí me siento maduro, pero ya sería el abuelo Vaquerizo, una putada para el crío. No sería justo llevarle de gira en la “Nancy-furgo”. Así que hago de “tito Mario” para los hijos de mis amigas.

¿Cómo fue su infancia?

¡Feliz! A mí me gustaba Travolta y leer el Superpop y no el fútbol como a la mayoría. Pero no fui un niño atormentado. Tuve una educación maravillosa.

¿Quién saca lo peor de usted?

La gente maleducada e intolerante. Quieren etiquetarte siempre, y yo soy muy ecléctico. ¿Te gustan los Ramones y no te puede gustar Raphael? Es absurdo.

¿Qué le duele de este país?

Muchas cosas, pero he aprendido algo: no me voy a pronunciar sobre nada ya. Luego se saca de contexto y no me compensa. Soy cómico, no político.

Le criticaron por sus declaraciones sobre el acoso. ¿Se equivocó al decir que la víctima debía frenarlo?

No. Se me malinterpretó. ¿Cómo iba a hacer yo apología de algo así? Si de niño yo mismo sufrí acoso por ser diferente. Es inadmisible. Yo sólo quise animar a toda víctima a que hable, que denuncie.

Una afición.

Leer. Ahora estoy con: Tan poca vida, de Yanagihara. Y me encantó Tenemos que hablar de Kevin, de Lionel Shriver.

Su lema vital.

Querer es poder.

¿Cómo se mantiene en forma?

Me levanto a la siete y voy al gimnasio. Tengo un entrenador.

Si fuera invisible, ¿qué haría?

¡Uy no, yo quiero que me vean! Y no espiaría, no soy nada cotilla.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...