“Preferiría morir tomando los postres”

Santiago Segura

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Dice que su vida no tiene ningún misterio. Nació en el barrio de Carabanchel Bajo, su padre trabajaba en una fábrica de tuercas y tornillos. De niño era gordito y pasaba los recreos sentado pensando en sus cosas, en vez de jugar con los demás niños en el patio del colegio. Con 12 años se compró una cámara Super8 por 900 pesetas (unos cinco euros) en El Rastro y los domingos se iba a rodar con las películas caducadas que había adquirido a buen precio en la óptica de su barrio. Estudió Bellas Artes, escribió relatos porno, fue doblador de películas, también pornográficas, vendedor de libros a domilicio, le dio por apuntarse a todos los concursos de televisión para financiar su primer corto... Un torrente, vaya. Sus padres, ha dicho, respiraron tranquilos cuando ganó el primero de sus tres Goyas y salió en televisión y los periódicos. Ese día, Santiago Segura (Madrid, 1965), el padre de la saga Torrente, dejó de ser un payasete a ojos de sus progenitores. Ahora salta al cine familiar con la comedia Padre no hay más que uno. Interpreta a Javier, con cinco hijos de entre cuatro y doce años. No se ocupa para nada ni de la casa ni de los niños, pero siempre sabe lo que hay que hacer y considera que su mujer se ahoga en un vaso de agua. Hasta que un día se queda solo con los niños porque su esposa se va de viaje. Y llega el caos, el desastre más absoluto. La experiencia cambia sus vidas.

–¿Qué enseñanzas nos puede proporcionar Padre no hay más que uno?

–Hay que valorar el trabajo de las madres. Creemos que lo hacemos, pero lo hacemos poco.

Su abuela decía que es como el ungüento, que para todo se aplica y para nada vale. Santiago Segura explica que es un batiburrillo de muchas cosas, pero cree que al menos vale para hacer un buen caldo, porque tiene “algo de sustancia”.

Ha visto la muerte en sus abuelos, en sus padres y en sí mismo “en un par de accidentes de tráfico”. Le tiene miedo; no es algo que le agrade tener cerca: “Cuanto más lejos mejor”. De surrealista y simpática califica esta sección, pero si trata del último día en la vida de otros. Le estresa un poco porque siempre está pensando en ello, “no tanto en el final, si no en lo rápido que pasa el tiempo, que es vertiginoso”.

–¿Cree que hay algo más allá de la muerte? ¿Qué se imagina?

–El problema es ese, que no me imagino nada. Cualquier cosa que me esperase sería bienvenida, pero “la nada” es un poquito bajo, ¿no?

Cree que se puede estar muerto en vida. Y que, además, hay mucha gente que sufre, “sufre intensamente, sufre un dolor tan intenso, físico o psíquico que le hace desear la muerte; siento una gran empatía por esas personas”.

–¿Qué es la vida para usted? ¿Cómo cree que hay que vivirla?

–La vida es una broma cósmica, hay que vivirla con la mayor alegría posible, intentando hacer feliz a la gente que encuentras en el camino, o al menos intentar no fastidiarle la vida a nadie. Es una visión que comparten las grandes religiones, con las que, por lo demás, no comulgo.

–Para finalizar. Ya sé que es una pregunta absurda y que igual no tiene respuesta, pero si pudiera, ¿en qué personaje histórico se reencarnaría y por qué?

–Efectivamente, es absurda y no tiene respuesta, pero entrando en el juego del absurdo le diría que en Freddie Mercury, Marilyn Monroe, Michael Jackson… cualquier artista con talento admirable y con un final trágico, por ver si podría yo, modificando algunos parámetros y comportamientos, cambiar ese destino dramático.

1. Si supiera que mañana es el último día de su vida, ¿qué haría? ¿Cómo lo pasaría?

Intentaría adelantar el estreno de mi película, mi mayor disfrute es ver si las comedias que hago funcionan, y no hay mayor placer que ver una sala llena de gente riéndose con algo que has hecho. Sería un gran último día (y si no funcionase, no tendría que leer las críticas al día siguiente).

2. ¿Qué le hubiera gustado hacer y ya no podrá porque no tendrá tiempo?

Una secuela, si la película funcionase me encantaría, lo hemos pasado en grande haciéndola y cuando la gente engancha con algún personaje es una maravilla poder revisitarlo y hacerle vivir nuevas aventuras (se lo digo yo que he hecho cinco Torrentes).

3. ¿Qué aconsejaría a los que se quedan?

¿Que se pongan una rebeca si refresca? No sé, lo de los consejos es terrible, todos son maravillosos, la mayoría nos los conocemos, pero nos cuesta aplicarlos…

4. ¿Cómo diría que fue su vida?

Corta.

5. ¿De qué está más orgulloso?

De haber hecho reír a la gente

6. ¿Se arrepiente de algo?

De morirme sin haber hecho Torrente 6, mucha gente lo estaba esperando (también es cierto que alguno agradecerá que no lo haga).¿El mejor recuerdo de su vida?

Los abrazos y besos de mi madre y después los de mis hijas.

7. ¿El mejor recuerdo de su vida?

Los abrazos y besos de mi madre y después los de mis hijas.

8. ¿Cuál sería el menú de su última cena?

Llamaría a mis ídolos, Martín Berasategui, Jordi Cruz, Andoni Aduriz, Paco Roncero, Dani Garcia, Aurelio Morales y Dabiz Muñoz y les diría: chicos, voy a morir, ¿qué tal si me hacéis un menú degustación, de esos de 40 platos, entre todos? (por favor, que 20 sean postres). No me tendría que preocupar ya por las calorías ni los empachos…

9. ¿Se iría a dormir?

Preferiría casi, morir tomando los postres.

10. ¿Cuál sería su epitafio?

“Aquí yace un hombre sabio y virtuoso, a mi deben de haberme enterrado en otro sitio” o cualquier otra chorrada que se me ocurra el día antes, lo importante es que alguien sonría al leerlo.

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