"No creo en las diferencias por género"

Dulce Pontes

Cantante y compositora de fado

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Treinta años de intensa actividad tiene detrás la portuguesa Dulce Pontes (Montijo, 1969) como renovadora del fado y curiosa investigadora de músicas del mundo. Los celebra con Peregrinaje, su primer álbum en nueve años, que presenta en concierto a ambos lados del Atlántico. “Como mujer trabajadora, que es lo que soy, aunque privilegiada porque hago lo que me gusta, el viaje ha sido muy diverso. La música para mí es un camino; una misión”.

Del peregrinaje de las mujeres hacia la igualdad no anda tan satisfecha. “Me quedo boquiabierta con esos hombrecitos que afirman que las mujeres debemos ganar menos porque somos menos inteligentes y capaces. Si esto lo dice un señor en el Parlamento Europeo, pienso que ni él ni nadie como él debería estar ahí. En estos asuntos no se puede ir hacia atrás, pero el riesgo es real. No nos merecemos ese trato. Veo a las mujeres de hoy muy trabajadoras y guerreras, pero algunas están estresadas, sobrepasadas. Se les pide mucho: que se ocupen de la casa y de los hijos porque, aunque todo esté cambiando, son cuestiones que siguen más en territorio femenino. Además, deben ser más brillantes en sus trabajos para que nadie tuerza el gesto. Y aun así, ahí están”.

A los hombres los ve, en general, “por la labor de lograr una sociedad en la que avancemos codo con codo. Ya no hace falta decirles que los hijos son misión conjunta y que deben dedicarles el tiempo necesario y con los cinco sentidos. Los días en que el hombre era libre como un pájaro pasaron a la historia. Ahora son más conscientes de sus obligaciones, y la mayoría las disfruta”.

No encuentra grandes diferencias en materia de sensibilidad. “Ni siquiera tengo claro que exista eso del lado femenino y masculino. Somos humanos, sin más. A unos nos gusta la multitud, a otros el silencio, como es mi caso. A unos vivir en la ciudad, a otros en la naturaleza, unos lloran y ríen más, otros menos. Pero en ninguno de estos aspectos, del más banal al más básico, veo distinción por género”.

Afirma lo mucho que disfruta del tiempo con su marido y sus hijos, “que son mi mejor producción. Mi vida estaría muy vacía si no fuera madre”. De hecho, a la pregunta de qué es lo que hacen mejor los hombres, contesta riendo: “¡Hijos!”. Y bromea sobre “cómo se hacen los torpes a la hora de poner la lavadora”. No cree que codicien nada de las mujeres “ni nosotras de ellos. Para hacer una risada, diré que siempre he envidiado que hagan pipí de pie. Es mucho más cómodo. Dónde va a parar”.

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