"El hombre está hecho un lío"

Mísia

Cantante de fado y actriz

Vertical

Considerada la gran renovadora del fado, la actriz y cantante, nacida en Oporto en 1955, cumple 25 años de carrera. Lo celebra con una gran gira internacional en la que privilegia “a los poetas y las músicas que me han sorprendido estos años” y sonriendo ampliamente en la portada de su nuevo disco, Del primer fado al último tango. “Es algo inédito en mí; siempre he dado una imagen grave y conceptual para que no se me considerase frívola, sobre todo al principio. Como tantas mujeres, temía no ser aceptada. Ahora ya soy un espíritu libre”.

Pero, según explica, le ha costado lo suyo. “Siempre fui temeraria; quizá por eso he podido acabar haciendo lo que quiero en la música. Pocas mujeres lo conseguimos. En el mundo del fado, que se considera muy femenino, los que suelen tomar las decisiones son hombres. Se ve como natural que una fadista tuviera siempre una figura masculina que la validara: un novio guitarrista, un mánager… Yo no la tuve y pagué el precio. Por no tener, ni novio. Cuando Saramago me confió sus palabras para cantarlas, dejé de estar para tonterías”.

En su opinión, hombres y mujeres no manifiestan lo mismo ante la música “como tampoco ante la vida. Lo que sí creo es que sufrimos lo mismo y nos diferencia la forma de expresar ese dolor. La mujer es más histriónica. Imagine el hijo de un pescador ahogado en la playa. Con la madre llora la humanidad entera. El padre llora para sí. Les han enseñado a contenerse; a no llorar. ¡Pobres! Tienen una porosidad diferente. En cuanto al amor, no sé si hay diferencias. Es un asunto del que cada vez sé menos”.

A la mujer de su tiempo la ve luchando, “como a tantos colectivos que tienen que defender sus derechos. Vengo de interpretar en los teatros argentinos a una transexual en la obra Josephine. ¡Qué voy a contar! Tenemos que estar siempre atentas porque estamos en peligro de que todo pueda dar un revolcón y regresar atrás. Es muy importante que seamos solidarias unas con otras, pero la realidad es que somos muy competitivas entre nosotras. En mi trabajo, fuera de los focos hay muy pocas mujeres. Tengo una técnica de sonido en Bruselas, he trabajado con alguna directora artística. Pero no mucho más. Claro, nos vemos y nos hacemos amigas al momento”.

Al hombre, sin embargo, lo ve “hecho un lío. Muchos nos acompañan en este camino, pero otros no saben cómo comportarse, cómo pensar. Es todo tan contradictorio. Hay machismo donde menos te esperas. En el ambiente universitario, donde hay gente culta, las novatadas son terriblemente sexistas y humillantes para la mujer. Me preocupa mucho que los jóvenes no sean conscientes de los esfuerzos que hemos hecho para acercarnos a la igualdad”.

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