"Se toman las cosas más a pecho"

Olivia Molina

Vertical

Olivia Molina (Eivissa, 1980) se incorpora estos días a la nueva temporada televisiva gracias a la veterana serie Amar es para siempre. Es el medio en el que la más joven del clan Molina ha desarrollado su carrera en títulos como Al salir de clase, Física o química o Bajo sospecha. En su trayectoria teatral parece especializada en trasladar títulos de referencia cinematográfica a los escenarios. Como ejemplos: De repente, el último verano, El graduado, y, recientemente, Tristana, que, explica, le ha dado mucho que pensar sobre ciertos asuntos. “Galdós me introdujo en la piel de alguien que nada tiene que ver conmigo y mis circunstancias, en un tiempo en que la mujer tenía cero derechos y dependía por completo del marido. No podía votar ni tener dinero propio. Si buscaba algo de libertad aprendiendo un oficio, era tachada de deshonrosa”. Añade que, en lo personal, este papel le ha hecho reflexionar sobre alguna diferencia. “El hombre suele tomarse más a pecho las cosas. La mirada de la mujer es más analítica; creo que somos más capaces de poner distancia y relativizar las situaciones en general”.

Para ella, en cuanto a las actuales relaciones entre los sexos, “es verdad que hay muchas cosas que han evolucionado, pero hay otras que no cambian. Me he dado cuenta ahora cuando me voy acercando a una cierta madurez. Hombres y mujeres competimos desde siempre en el terreno personal y ahora además en el laboral, aunque aún no sea al cincuenta por ciento. La desigualdad salarial es un factor diferenciador tan injusto como real, y la conciliación es algo por conseguir”. Y añade: “Sin embargo, las mujeres del primer mundo somos unas privilegiadas en este sentido. En otros lugares hay una brecha todavía entre ambos sexos, por desgracia”.

No le gustan demasiado los tópicos que rodean las diferencias entre géneros, “pero sí creo que asumimos ciertas cosas con matices que nos diferencian. El desamor. O el compromiso. El mío con mi pareja –el actor Sergio Mur, padre de sus dos hijos– es muy real y lo siento así. Pero por alguna razón, aunque no sea nuestro caso, creo que a una gran parte de ellos les cuesta más. Nosotras somos más terrenales y tenemos más sentido práctico”.

Apunta, además, que el ser padres es un factor que plantea ciertas diferencias. “Simplemente porque nos enfrentamos a ello con velocidades distintas. A nosotras, la naturaleza nos marca los tiempos, y a ellos, que no viven el embarazo físico, les cuesta más desapegarse de la idea de ser sólo dos. Pero al final todos llegamos al mismo lugar”.

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