“Me parece antiguo hablar de diferencias”

Pablo Heras-Casado

Director de orquesta

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Considerado uno de los directores de orquesta más destacados del momento, gracias a sus logros al frente de formaciones legendarias como la Filarmónica de Berlín o la de Viena, Pablo Heras-Casado (Granada, 1977) muestra estos días en el madrileño Teatro Real su visión musical de El holandés errante de Wagner, con dirección escénica de Àlex Ollé. Compatibiliza estos trabajos con sus conciertos solidarios anuales, porque “el artista debe luchar contra la desigualdad y generar la reflexión y el intercambio de opiniones. Para mí, si no es así, a la música le falta algo, salvo que no pretenda ir más allá del puro entretenimiento”. Esa desigualdad la sufren ante todo los niños, “pero por supuesto hay coletazos de la injusticia histórica contra las mujeres, que han estado privadas de derechos esenciales durante siglos, incluso en países desarrollados. Y no hablemos ya de la España de nuestras madres, que no podían mover un pie sin el permiso de sus maridos”.

Sin embargo, opina que, en su ámbito profesional, las diferencias se han borrado con más rapidez. “Hay paridad de solistas, pero no por decreto: por normalidad. Salen tantos chicos bien preparados como chicas, luego lo natural es eso. Es verdad que hay menos directoras, pero en diez años ya no será así porque están asumiendo esas responsabilidades a un ritmo vertiginoso”.

Se refiere con aprecio a los grandes papeles femeninos de la ópera desde hace siglos. “En La flauta mágica de Mozart, la heroína salva a todos, y la Leonora creada por Beethoven en Fidelio rescata a su enamorado con un coraje que cualquiera puede poseer al margen de su sexo. Por eso es tan importante que el arte y la cultura estén en vanguardia del cambio social como transmisores de valores positivos e igualitarios”.

No cree que hombres y mujeres encaren de forma distinta el arte o la música. “Alejándome de cualquier sentido discriminatorio al término diferencias aplicado a los géneros, la naturaleza marca algunos rasgos distintos y unos y otras aportamos a la sociedad elementos igualmente necesarios y complementarios. Valoro en las mujeres la generosidad, la inteligencia y la amabilidad, como en los hombres. Hablar de diferencias a estas alturas me parece una antigüedad”.

Casado con la presentadora Anne Igarti­buru, su reciente paternidad no le ha lleva­do a reflexiones especiales. “En la mayoría de los casos aquella manera de ser padre de los años setenta es historia. Aquí en España se habla mucho de este tema, pero en el resto de Europa, donde paso gran parte de mi tiempo, ya no está de actualidad. Todo fluye con naturalidad. Un padre y una madre de hoy lo comparten todo y están igualmente vinculados e implicados. Forman un equipo. Ni me planteo la cuestión porque para mí es natural vivirlo así”.

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