"Aplaudo que muestren su vulnerabilidad"

Raphaëlle Giordano

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La fórmula de servir autoayuda bajo una trama de ficción ligera y humorística ha convertido a esta parisina de 1974 en el último gran fenómeno literario de Francia. Medio millón de ejemplares (y subiendo) ha vendido su primera novela, Tu segunda vida empieza cuando descubres que sólo tienes una (Grijalbo), que narra la vuelta a la senda de la felicidad de una mujer que, a las puertas de la cuarentena, se siente vacía pese a tenerlo aparentemente todo. Su salvador será un rutinólogo profesional, de métodos peculiares; un personaje que encandilará a los fans de Marc Lévy y de la comedia buenrollista francesa, la que va de Amélie a Intocable.

La primera pregunta es obligada: ¿ellos y ellas padecen del mismo tipo de rutinitis?. “No, son distintas –comenta–. Sobre todo, porque la mayoría de las mujeres siguen llevando más el peso de la gestión del hogar y la vida familiar, lo que desemboca en una rutinitis ligada a un tipo de fatiga concreta. La de los hombres probablemente está más vinculada a su trabajo. En francés se decía popularmente que el hombre era el responsable de llevar el mamut a casa, de modo que muchos no se atreven a apostar por la movilidad en su puesto de trabajo, porque sienten ese deber económico que hace que no asuman riesgos en relación con la familia”.

Giordano, que dirige una empresa de entretenimiento creativo y artístico para actos corporativos, aplaude a esos hombres “capaces de bajar la guardia respecto a su papel tradicional y típico de fuerza y control”. “Celebro cuando abren una pequeña ventana a la sensibilidad y las emociones, revelando sus zonas vulnerables”, dice. Esto no quita que no envidie “la audacia, el aplomo y la seguridad para ir hacia delante que muestran algunos, siempre que no implique ir aplastando a los demás”.

La escritora no quiere concluir el encuentro sin hacer un llamamiento a la parroquia masculina para que abrace sin rubor las posibilidades curativas y reformadoras de los libros de autoayuda (de calidad). “El hombre debe dejar de percibir como feminización el hecho de analizar sus puntos débiles –asegura–. Reconocer su parte más sensible le permitirá ser más fuerte pero de modo distinto, es decir, desarrollar todas sus facetas. Cuando los caballeros se den cuenta de que no se trata de un signo de debilidad sino que supone abrir una puerta a una mayor fortaleza personal, cada vez se interesarán más por el tema”.

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