"Es una bendición vivir entre gais"

Rebecca Solnit

Escritora, autora de 'Los hombres me explican cosas'

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Es una de las ensayistas más combativas de Estados Unidos, autora de una obra de feroz compromiso político, social, cultural y medioambiental, escogida entre las “25 visionarias que están cambiando el mundo” por Reader Magazine. Rebecca Solnit (San Francisco, 1961) considera una “bendición vivir en San Francisco entre gais, el estar rodeada de hombres a los que no les preocupa ser machos ni someter a las mujeres, hombres tan capaces de cantar ópera embutidos en vestidos de satén como de mantener conversaciones profundas sobre asuntos muy íntimos, aunque por descontado también me relaciono con heterosexuales encantadores”.

Solnit no aterriza aquí para soltar cuatro lugares comunes sobre ellos, ni para estirarles de las orejas ni darles palmaditas en la espalda, sino para reflexionar sobre el lado más pernicioso de los roles de género. En su libro Los hombres me explican cosas (Capitán Swing) aborda asuntos como el tan extendido trato condescendiente entre el género masculino, la violencia doméstica, Dominique Strauss-Kahn, Virginia Woolf o el nuevo feminismo. La escritora coloca el acento en el poder. “Me he dado cuenta de hasta qué extremos la masculinidad es una construcción social y cómo somos capaces de construirla de un modo distinto. Me ha dejado perpleja la frecuencia con la que la masculinidad heterosexual puede suponer una renuncia a experiencias como la ternura, la vulnerabilidad o la diversión de hacer un poco el tonto, un cerrar la puerta a la riqueza de emociones y vivencias ligadas al ser humano. ¿Se trata de un intento por intercambiar formas de poder, es decir, sacrificar el poder que conllevan las propias experiencias por el poder sobre los demás? Me alegra ver cuántos hombres se rebelan contra este papel, y deseo que recuperemos la noción de que el feminismo está encaminado a la liberación de todas las personas. Cuando dejamos de poner límites a las mujeres estamos haciendo lo mismo con los hombres”.

Al hilo de esto último, la escritora destaca el avance experimentado en la toma de conciencia masculina sobre la necesidad de establecer un frente común. “Hasta hace poco, la mayoría de los hombres consideraba que bastaba con que no fueran violando o maltratando a sus esposas. Ahora muchos hombres reflexionan a fondo sobre la violencia de género. Menuda locura el que, hasta ayer mismo y con contadas excepciones, ellos se desinteresaran. Sería como pensar que los negros deben solucio­nar el racismo sin la ayuda de los blancos”.

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