"Debe de ser maravilloso ser madre"

Roberto Álamo

Actor, protagonista de 'Que Dios nos perdone'

Vertical

Rostro esencial del último cine y teatro del país, este madrileño del 70 es uno de los intérpretes más prestigiosos del momento. Algunos de sus personajes se sitúan en las cercanías del “macho alfa”; desde el Urtain al que debe su premio Max al mejor actor “y que era en realidad un niño herido” hasta el policía todo testosterona de Que Dios nos perdone, el asfixiante policiaco de Rodrigo Sorogoyen que no hace más que darle alegrías en forma de premios. “El físico determina a menudo los papeles que acabas haciendo y que, en cualquier caso, nada tienen que ver conmigo. Ni me considero macho alfa ni tengo interés en serlo. Me acerco a ello como actor, como a cualquier otro personaje, desde dentro; en este caso, desde lo más oscuro de mi interior”. Ahora presenta la comedia Es por tu bien, en la que, junto a Javier Cámara y José Coronado, forma un trío de padres “absolutamente descerebrados” que, como no les gustan los novios de sus hijas, “que en realidad son unos chavales estupendos”, fraguan un plan para deshacerse de ellos. “Esto es un clásico; es muy difícil que a un padre le parezca que el elegido por su niña esté a la altura, lo que no deja de ser algo machista, porque en ese aspecto, si los hijos son varones, el padre no muestra tanto instinto protector”. Aunque remarca que el filme es una comedia blanca que emplea esos clichés de género para provocar una sonrisa, sin otra pretensión.

Es muy diferente a lo que ocurre en Zona hostil, que acaba de filmar y en la que forma parte de un escuadrón de soldados españoles perdido en área de guerra, a las órdenes de una mujer, interpretada por Ariadna Gil. “Está basado en un hecho real. Nadie se lo ha inventado; falta muchísimo para la igualdad de género, pero las mujeres se han colocado ya, en muchos ámbitos, en el lugar que les corresponde”.

No le agradan las conversaciones sobre diferencias en los géneros, “porque al final siempre se acaban haciendo comparaciones; que si nosotros somos más tal y vosotras más cual y, a estas alturas, creo que no estamos aquí para competir sino para compartir. Somos distintos y en aspectos muy notables, pero, al final, lo único que les envidio a ellas es la capacidad para albergar una vida en su interior y sentirla crecer. Debe de ser una experiencia maravillosa”

Por lo demás, admira “la tolerancia, la paciencia, la capacidad de amar, de estar atentos a los otros, ser hospitalarios y ser justos. Pero yo no me atrevo a decir si esas cualidades son más femeninas que masculinas. Creo, simplemente que las poseen personas muy afortunadas”.

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