"He experimentado cosas únicas y grandiosas"

El último día de mi vida. Andrés Velencoso

Vertical

Decía el escritor austriaco Stefan Zweig que no basta con pensar en la muerte, que hay que tenerla siempre delante. “Entonces –afirmaba– la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre”.

Andrés Velencoso (Tossa de Mar, Girona, 1978), top-model español que alcanzó el puesto número 6 en la lista de Top Icons Men de Model.com y hoy también actor, tiene la vida y la muerte tatuadas en su pecho, sobre su corazón: Lucía. Es el nombre de su madre, que falleció como consecuencia de un cáncer de mama a comienzos del 2002. “Fue muy duro lidiar con el dolor, dado que estábamos muy unidos el uno al otro”. Lucía, que significa mujer que nació al amanecer y suele tener una personalidad agradable y optimista, fue, junto con su hermana Sonia –luego está Silvia, la pequeña–, quien empujó a Andrés a ser modelo. “Mira los que salen en la tele, tú también lo podrías hacer”, le decían. Corría el año 2000 cuando abandonó sus estudios de Turismo y se fue en busca de un futuro en el mundo de la moda y las pasarelas. Iba a nadar a contracorriente, porque era y es muy alto (1,92), con una masculinidad muy acusada en su rostro y cuerpo y una musculatura marcada, pero natural. No encajaba en los castings dominados por modelos mayormente preanoréxicos. No pudo ser en Europa. Cruzó el charco y empezó en Nueva York, sin “saber ni papa de inglés”. Su primer trabajo de verdad fue para Banana Republic, en el 2000 y el 2002. Y con los primeros salarios que recibió le compró un coche a su padre, de nombre también Andrés y quien construyó y trabajó hasta hace un par de años en Casa Andrés, su restaurante de Tossa de Mar –¡magníficas sus paellas!–. Luego vinieron las campañas de Louis Vuitton, Chanel, Loewe...

Nunca pensó en ser modelo, tampoco en ser actor. Trabajando como modelo se dio cuenta de que igual le gustaría. Le encanta Pretty Woman, película que vio “de pequeñito” y que le hace soñar y vivir. Nunca pensó en ser modelo, ni tampoco actor, pero ya en el 2000 rodó el videoclip El cielo no entiende, del grupo OBK, que dirigió Juan Antonio Bayona. Luego vinieron el largometraje Fin (2012), Summer Camp (2015) o su fichaje hace unos meses para el rodaje de Edha, la primera serie original de Netflix en Argentina. Ha recorrido todo el mundo, pero siempre se refugia en Tossa de Mar, su patria, con su padre, sus hermanas, sus amigos, su golden retriever Herry y el Medite­rráneo.

No tenía pensado nada, ni ser modelo, ni actor. Triunfó en lo primero y está en lo segundo. Quizá porque un día se rompió un tobillo y truncó su carrera en el INEF antes de empezar Turismo. Quién sabe.

Es la vida.

1. Si supiera que mañana es el último día de su vida, ¿qué haría? ¿Cómo lo pasaría?

Pasarlo con la gente que quiero, posiblemente en Tossa.

2. ¿Qué le hubiera gustado hacer y ya no podrá porque no tendrá tiempo?

No creo que pensara en lo que no he podido hacer. Creo que estaría centrado en el ahora. Último día.

3. ¿Qué aconsejaría a los que se quedan?

Depende de la persona.

4. ¿Cómo diría que fue su vida?

Viví a tope. He experimentado cosas muy fuertes, únicas y grandiosas. Personal y profesionalmente. Buenas y malas, como todo el mundo. Pero siempre intensamente.

5. ¿De qué está más orgulloso?

De mi familia.

6. ¿Se arrepiente de algo?

Sí.

7. ¿El mejor recuerdo de su vida?

Mi infancia. Es el recuerdo de toda una época de mi vida.

8. ¿Cuál sería el menú de su última cena?

Llamaría a mis amigos Roca para que me sorprendieran con un menú y compartiría la cena con amigos y familia.

9. ¿Se iría a dormir?

Creo que no.

10. ¿Cuál sería su epitafio?

Entiendo que los epitafios tienen que dedicarlos los demás al difunto.

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